FUMAR Y AMAR...


Fumar es como amar.
Que te va matando poco a poco, pero no te das cuenta.
Porque en cada calada encuentras el placer que buscabas.
Y necesitas su humo, necesitas tragar su aroma, sentir su nicotina dentro de ti.
Cada vez más a menudo. Lo necesitas para comer, para salir, para el café, al acostarte…
necesitas ese cigarro que anhelas. Que llena tantos momentos con su presencia.
Que lo consumes y es entonces cuando el día, el trabajo, el estrés, tienen su compensación.
Y si no tienes ese cigarro cuando te apetece, te vuelves loco.
Y lo ansías. Y un día llega una leve tos. Los primeros síntomas.
Para acabar dejándolo porque sabes que, tarde o temprano, te acabará matando.

Pero siempre acabas volviendo.